En primer orden
a Rodrigo, mi hijo…
quien sabe alternar con los perfiles del paisaje
y se oficia
nada presto todo entrego
para no permitirle hábitat a las enmiendas
no espero por la ola que desate las amarras
de mi osamenta
espero sí,
por la libélula que en orden de azar alcance
y se deje palpar
por la esencia que no limita
desde aquí dónde al presente trazo
acaricio
con esta humanidad de arena
tan laberinto de piedra y porosidad
en donde diáspora y contener intiman
sin respiro
espero sí
en el corazón del otro
y la rosa de Eco
sin pócimas para consagrar
el umbral que no inmolé
-a tiempo